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Shock. Una aproximación inicial desde un punto clínico.

Descripción de la entrada

En la atención inicial del paciente con signos compatibles con shock pueden surgir una serie de dificultades a la hora de realizar un diagnóstico diferencial que discrimine entre los distintos tipos de shock. Esto conlleva a un peligroso retraso diagnóstico-terapéutico que disminuye las posibilidades de supervivencia en muchas ocasiones.

Introducción

Entre las muchas definiciones que podemos encontrar sobre el shock o estado de choque, muchas orientadas al tipo de shock en concreto, existe una que unifica todas ellas y que supone la piedra angular de este proceso fisiopatológico. Entendamos el shock como un estadio final de múltiples procesos en los que se agotan los mecanismos fisiológicos para mantener la homeostasis del organismo, y como consecuencia de ello, se producirán lesiones tisulares y posteriormente fallo multiorgánico de no revertirse esta situación.

Por tanto, podemos definir el shock como un síndrome producido por un desbalance entre el aporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos y la demanda de estos. Es decir, independientemente del tipo de shock que nos encontremos, va a existir un desequilibrio en esa balanza ¨aporte-demanda¨ de los tejidos. En la mayoría de los casos*, como podemos suponer, esta situación se produce por una situación de hipoperfusión tisular que en fases iniciales y debido a los mecanismos compensatorios del organismo puede ser difícil de detectar. Esta situación se conoce como ¨shock compensado¨, y supone una fase inicial del shock, en la cual nuestra intervención precoz aumenta las posibilidades de éxito.  Ahora bien, podemos poner en duda si esta definición ¨unifica¨ a todos los tipos de shock. Veamos algunos ejemplos:

  • Shock hipovolémico: Menor volemia efectiva en la circulación (ya sea por pérdida sanguínea o pérdida de líquidos), por tanto, disminución del volumen vascular efectivo, dando lugar a menor aporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos.
  • Shock cardiogénico: Existe un fallo de bomba, por lo que hay una afectación en el gasto cardiaco, lo que a su vez se traduce en disminución del volumen sistólico o frecuencia cardíaca (recordemos: GC = VS x Fc). Igualmente, como consecuencia de lo anterior existirá una disminución del flujo sanguíneo a los tejidos.
  • Shock séptico: En este tipo de shock distributivo, se produce una alteración en las resistencias vasculares sistémicas como consecuencia de un desequilibrio entre la vasodilatación y vasocontricción en respuesta a una infección grave. En este caso, esta disminución de la resistencia vascular sistémica va a afectar de igual manera a la perfusión tisular normal. (recordemos: Perfusión tisular = R. vascular sistémica x gasto cardíaco).

Así sucesivamente podríamos resumir todos y cada uno de los perfiles de shock que existen. Por tanto, afirmamos que efectivamente esta descripción del shock nos sirve para comprender el mecanismo fisiopatológico de esta patología independientemente del mecanismo que lo produzca.

¿Es el Shock un proceso tiempo-dependiente?

Al igual que el infarto agudo de miocardio o el ictus isquémico son considerados procesos tiempo-dependiente podemos considerar también al shock como proceso tiempo-dependiente, debido a la necesidad de aplicar medidas diagnóstico-terapéuticas de forma inmediata para reducir la morbimortalidad. Sin embargo, actualmente solo el shock séptico está definido como un proceso tiempo-dependiente, para el cuál existen incluso protocolos específicos como el código sepsis, al igual que en las otras entidades. En cualquier caso, sea considerado o no un proceso tiempo-dependiente, es evidente que exige un abordaje precoz tras su reconocimiento, ya que de no hacerlo las posibilidades de supervivencia son escasas.

¿Qué tipos de Shock vamos a encontrarnos?

  • Hipovolémico: Pérdida de líquido intravascular ya sea hemorrágico o no hemorrágico, las pérdidas van a ser externas o internas. (más de un 20% de volumen total)
    • Hemorrágico: Sangrado digestivo, politraumatismo, hemorragias externas…
    • No hemorrágico: Deshidratación, quemaduras, tercer espacio inflamatorio, pérdidas digestivas…
  • Cardiogénico: Disfunción primaria del corazón. La causa más frecuente es el síndrome coronario agudo, aunque también puede darse en miocardiopatías, valvulopatías y arritmias.
  • Obstructivo: En el cual se produce una obstrucción mecánica al flujo sanguíneo, pudiendo ser por causa vascular intrínseca, extrínseca o por aumento de la presión intratorácica. Algunos ejemplos: Tromboembolismo pulmonar, neumotórax, taponamiento cardíaco u obstrucción de vena cava inferior.
  • Distributivo: Existe un descenso del tono vasomotor. El más frecuente es el shock séptico, aunque también puede tener lugar en anafilaxia (shock anafiláctico), insuficiencia suprarrenal (Shock metabólico adrenal o crisis Addisoniana y en el shock neurogénico.

Ahora bien, una vez teniendo en cuenta esta clasificación fisiopatológica del shock…

¿Cómo podemos aproximarnos al diagnóstico a partir de la clínica del paciente?

Uno de los objetivos en cuanto a la atención inicial urgente del paciente con sospecha de shock es precisamente un diagnóstico diferencial y etiológico precoz, de forma que nos permita iniciar medidas terapéuticas en fases iniciales del shock. Esto puede ser muy difícil en una primera instancia, desde un servicio de urgencias hospitalario o extrahospitalario principalmente por dos motivos

  • En fases iniciales, en la fase de shock compensado, debido justamente a esos mecanismos de respuesta que activa el organismo, el paciente va a presentar una sintomatología larvada, sin impresionar de gravedad, en la que, de no hacer una evaluación primaria muy exhaustiva y minuciosa, es factible que pase desapercibida.
  • Incluso una vez instaurado el shock, los signos y síntomas que presenta el paciente son diversos y muy inespecíficos, lo que va a dificultar de entrada la realización del diagnóstico diferencial y, por tanto, la adopción de medidas terapéuticas urgentes en muchos casos.

Desde FEMCEx© queremos intentar facilitar este primer acercamiento al paciente con shock de una forma sistematizada que nos permita simplificar este proceso sin la necesidad de precisar múltiples pruebas complementarias en fases iniciales para llegar a un diagnóstico certero

En resumen, hagamos fácil lo difícil.

¿Se puede abordar al paciente con shock desde un punto de vista clínico?

La respuesta es . Es más, incluso en fases iniciales en los que no encontramos los signos clásicos del shock tales como oliguria, hipotensión o alteración del nivel de consciencia. No obstante, recordemos los síntomas y signos que encontramos en el paciente con shock establecido.

¿Cómo realizar el diagnóstico y diagnostico diferencial a partir de la clínica?

Recordemos lo que hemos comentado anteriormente.

Perfusión tisular = Gasto cardíaco x Resistencia vascular periférica. A su vez, Gasto cardíaco = V. sistólico x Frecuencia cardíaca. Y por último el Volumen sistólico dependerá de la precarga, la contractilidad y la postcarga.

Una vez tenemos claros estos conceptos, la sistemática que desarrollamos a continuación no es más que aproximarnos a dichos términos de forma escalonada y ordenada, confirmando el diagnóstico y descartando las posibilidades diagnósticas en función de la clínica que encontremos en nuestro paciente.

Para ello, a parte de la sintomatología que presente el paciente a su llegada, precisaremos una monitorización completa respiratoria, hemodinámica, neurológica y metabólica mediante X-ABCDEF con Saturación de oxígeno, capnografía, Frecuencia respiratoria, Frecuencia cardíaca, Tensión arterial y electrocardiograma en los primeros segundos de nuestra intervención. Igualmente nos serviremos de la ecografía clínica a pie de cama POCUS en nuestra intervención.

En primer lugar, tras exploración física completa y monitorización de constantes en el paciente obtenemos los siguientes índices y valores:

  • Shock índex: Frecuencia cardíaca (Fc)/Tensión arterial sistólica (TAS). Si es superior a 0,7, orienta a shock. Lo realizaremos cuando Presión de pulso (PP) esté conservada (ver más adelante).
  • Presión de pulso: TAS – TAD. Nos da información sobre el tono vascular que mantiene el paciente de tal forma que, si es menor de 40mmHg, podemos confirmar que el paciente mantiene buen tono vascular, o lo que es lo mismo, mantiene la resistencia venosa periférica.  En el caso que PP > o igual a 40mmHg, por ejemplo, paciente que presenta tensión arterial: 80/30; PP = 50, podemos deducir que presenta una afectación del tono vascular, o lo que es lo mismo de la resistencia venosa sistémica. En estos casos, utilizaremos el distolic shock index.
  • Diastolic Shock Index: Se calcula dividiendo la fc entre TAD, siendo este positivo si 2 o más. Muy útil ante la presencia de shock con PP elevado.

(ver El índice de shock y su utilidad en emergencias coronarias y otras (siacardio.com))

Comencemos con la utilización de estos índices. Inicialmente ante la sospecha de paciente con shock independientemente de la fase evolutiva en la que nos encontremos, realizaremos PP. Aquí encontraremos dos opciones:

  1. Situación 1: PP conservada o menor de 40mmHg, de entrada, hemos de suponer por tanto que la resistencia vascular sistémica esta conservada, e incluso aumentada, por lo que hemos de valorar el otro componente que mantiene la perfusión en el organismo, el gasto cardíaco (GC).
  2. Situación 2: PP aumentada o igual o mayor a 40mmHg, en este caso, encontramos una disminución del tono vascular y, por ende, de la resistencia venosa periférica. En términos generales podemos hablar de la presencia de vasodilatación como ocurre por ejemplo en el shock séptico, el más frecuente dentro de los shock distributivos.

En el caso de encontrarnos en la primera situación, valoraremos por tanto la posible disfunción en el gasto cardíaco como causa del shock valorando:

  • Precarga: Shock hipovolémico.
  • Contractilidad miocárdica: Shock cardiogénico.
  • Postcarga: Shock obstructivo

Paciente con PP conservada

Ahora por tanto nuestra sistemática irá orientada a la búsqueda y descarte de esos procesos para posteriormente realizar un diagnóstico etiológico. Para ello cobra vital importancia la realización de ecografía a pie de cama, como puede ser la metodología point-of care ultrasonography (POCUS) de tal forma que:

  • Realizamos ecografía pulmonar bilateral desde ápex hasta bases valorando la presencia de deslizamiento pulmonar, punto pulmón, la presencia de líneas B patológicas o la presencia de derrame pleural. Con la ausencia de estos hallazgos vamos a descartar la existencia de shock obstructivo por Neumotórax a tensión y la presencia de congestión pulmonar (Edema pulmonar)
  • Posteriormente, realizaremos ecografía cardíaca 4 cámaras subxifoidea o subcostal (por su sencillez y rapidez) con el objetivo de valorar alteraciones en la contractilidad (Shock cardiogénico), presencia de derrame pericárdico (Shock obstructivo por taponamiento pericárdico) o dilatación del ventrículo derecho con respecto a izquierdo (Shock obstructivo en caso de Tromboembolismo pulmonar)
  • Por último, valoraremos el diámetro del tracto de entrada de la vena cava inferior (VCI) y su colapsabilidad en inspiración. De esta forma obtenemos información sobre el aumento de la presión venosa central como ocurre en los casos de shock cardiogénico y shock obstructivo (VCI congestiva con reducción del calibre < 50%). Por otro lado, en el caso de un shock hipovolémico encontraremos una VCI con un calibre disminuido y colapsable > 50% en inspiración (a esto añadirle corazón hipercontráctil en la ecografía cardíaca como intento de compensación a ese descenso de la precarga)

Paciente con PP aumentada

Volvamos ahora a la situación 2. Paciente con signos de shock y PP aumentada en el que, por tanto, suponemos que tiene una disminución de la resistencia vascular sistémica inicialmente por vasodilatación.

En este caso será el gasto cardíaco el que aumente para compensar esa caída del tono vasomotor. Algunos ejemplos que cursan con este perfil de shock, conocido como shock distributivo, van a ser el producido por sepsis, traumatismo medular o shock neurogénico, anafilaxia, crisis addisoniana o estadio final de crisis tirotóxica entre otras.

Igualmente, en esta situación realizamos ecografía a pie de cama, en este caso puede resultar más sencillo.

Si analizamos la fisiopatología de cualquiera de los subtipos de shock mencionados anteriormente, y comprendiendo que en todos existe una vasodilatación con un aumento del gasto cardíaco compensatorio entenderemos los siguientes hallazgos ecográficos.

  • Ecografía pulmonar: Patrón A. No encontraremos signos patológicos inicialmente.
  • Ecografía cardíaca: Aumento de la contractilidad (recordemos, hay aumento del GC).
  • Valoración VCI: Calibre disminuido (Presión venosa central baja por vasodilatación) y colapsable > 50% en inspiración.

Pero entonces, siguiendo esta sistemática a partir de la clínica + monitorización de constantes + ecografía a pie de cama, obtenemos que no existen diferencias entre shock hipovolémico y shock distributivo. Entonces, ¿Cómo podemos distinguir un proceso del otro?

Ideas Clave

  1. Shock = desequilibrio
  2. Vital su identificación precoz
  3. Identificación precoz = en fase compensada
  4. Identifiación precoz mejora supervivencia
  5. Pt = GC x RVP
  6. GC = FC x VS
  7. POCUS es clave
  8. Pueden coexitir más de 1 tipo de shock
  9. Un tipo de shock puede desencadenar en otro.

Diferenciación del patrón de shock hipovolémico vs distributivo

Fácil, solo hay que volver al inicio de nuestra valoración y observar la presión de pulso. En el caso del shock hipovolémico no existe disminución de la presión vascular sistémica por lo que la presión de pulso inicialmente la encontraremos menor a 40mmHg, sin embargo, en el shock distributivo, existe una vasodilatación sistémica con disminución del tono vascular y como consecuencia la presión de pulso se hallará igual o mayor a 40mmHg.

Por tanto, en cuanto al diagnóstico diferencial del shock a partir de la clínica podemos decir…

La atención inicial del paciente con signos y síntomas de shock independientemente de su etiología supone un reto en Urgencias y Emergencias debido a la variedad de presentaciones clínicas que presentan. Entendiendo que en mayoría de ocasiones el shock va a suponer un compromiso en la perfusión tisular y que esta depende del Gasto cardíaco y la resistencia vascular periférica, nuestro objetivo será la búsqueda de alteraciones en estos factores. Para ello, es sencillo realizar una sistemática diagnóstica a partir de variables obtenidas a partir de la monitorización no invasiva del paciente y posteriormente la realización de ecografía en el punto de atención del paciente (POCUS). De esta forma podremos orientar a qué tipo de shock nos encontramos para posteriormente identificar las causas etiológicas posibles e iniciar tratamiento urgente.

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Conclusiones

  • El Shock consiste en un desequilibrio en la relación entre el aporte de oxígeno y nutriente a los tejidos y la demanda de estos.
  • Es de vital importancia la identificación precoz del ¨Shock compensado¨ ya que el tratamiento en esta fase mejora las posibilidades de éxito.
  • La perfusión tisular se traduce en Gasto cardíaco (GC) x Resistencia vascular sistémica (RVS). A su vez GC depende de frecuencia cardíaca (Fc) x volumen sistólico (VS).
  • La ecografía en el punto de atención del paciente supone una herramienta de diagnóstico y de monitorización hemodinámica y terapéutica urgente.
  • Pueden coexistir varios tipos de shock e incluso evolucionar de un tipo a otro si no se revierte la situación.

Bibliografía de interés

  • Candice Vauthier1, Margaux Chabannon1, Thibaut Markarian2, Yann Taillandy1, Kevin Guillemet1, Hugo Krebs1, Florian Bazalgette1, Laurent Muller3, Pierre-Géraud Claret3, Xavier Bobbia Rendimiento de un algoritmo basado en ecografía cardiopulmonar a la cabecera del paciente (POCUS) para el diagnóstico de insuficiencia cardiaca aguda en pacientes que consultan en urgencias por disnea aguda. Emergencias 2021; 33 pag 441-446
  • Amadeo Almela Quilis, Javier Millán Soria, José Miguel Alonso Íñigo, Pedro García Bermejo. Monitorización hemodinámica no invasiva o mínimamente invasiva en el paciente crítico en los servicios de urgencias y emergencias. Emergencias 2015; 27; 386-395.
  • José A. Núñez-Ramos*, Carolina Manzur-Barbur, Rafael A. Charris-Polo, Paris Vergara-Barrios. Asociación del diámetro de la vena cava inferior en el servicio de urgencias y la mortalidad temprana en pacientes con sepsis. Revista educación e investigación en emergencias.
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